-Sigo
sin entender.
-Que
es lo que no entendés?
-Nada...
Es decir, entiendo todo pero no le encuentro razón.
El
hombre joven sonrió, nada parecía molestarlo. Y eso era lo que a
Jorge mas le rompía las pelotas. Le hacia acordar a esos testigos de
jehova que solían golpearle la puerta los sábados a la mañana y
que soportaban estoicamente desde su cinismo hasta sus puteadas. La
diferencia es que este muchacho no creía en ningún tipo de religión
.
-La
razón te la expliqué mil veces, pero puedo seguir explicándotela
mil veces mas. De hecho, no me importa si no lo entendés nunca. Solo
me importa que estés bien, nada mas.
-Por
que haces esto?
-Primero
que nada porque me caes bien. Aprendo mucho con vos cuando estas de
buen humor. Sos una persona agradable para conversar. Y segundo
porque vos y yo sabemos perfectamente que esto es necesario y
alguien lo tiene que hacer.
-“Necesario,
necesario”.... Me pregunto si los comunistas también creyeron
necesario matar diez millones de personas.....
El
muchacho seguía inmutable.
-Sabes
bien que no estoy de acuerdo con lo que hicieron los comunistas. Al
igual que tampoco estoy de acuerdo con lo que hicieron los nazis ni
los capitalistas. Aparte no creo que sea necesaria ni una sola muerte
para que podamos vivir en paz, bien sabes que...
-Si
si si, ya me lo explicaste mil veces-