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miércoles, 4 de noviembre de 2015

Sargento Gomez

El padre de Gomez era jardinero en Los Ángeles. Mantenía los parques de los ricachones de Beverly Hills. Le iba bien para ser latino. Ya tenia una pequeña empresa, algunos empleados (también latinos) y su propia camioneta Dodge. Si bien vivía lejos, en La Cañada, conocía LA como la palma de su mano. Llego a esta ciudad luego de estar durmiendo casi 3 meses en un barril, perdido en el desierto que rodea El Paso, Texas. Escondiéndose  de los rancheros que cazaban mexicanos como si fueran coyotes, dentro del tambor que otrora llevara lubricante, sobrevivió comiendo lagartijas y raíces. Explotado de día por los mismos gringos que de noche le disparaban a matar entre los matorrales, logro juntar dinero suficiente para llegar a California de contrabando, en un camión de estiércol (ni los perros lograban detectarlo). Los Ángeles lo recibieron con los brazos abiertos, trabajo, cerveza y mujeres. Incluso siendo ilegal, vivía mucho mejor que en su Laredo natal y mientras no se metiera en problemas, la policía no lo deportaba, ya que los gringos "no sirven para trabajar de burros, por eso nos necesitan", como el siempre decía.

domingo, 19 de febrero de 2012

Ramiro

-Sigo sin entender.
-Que es lo que no entendés?
-Nada... Es decir, entiendo todo pero no le encuentro razón.
El hombre joven sonrió, nada parecía molestarlo. Y eso era lo que a Jorge mas le rompía las pelotas. Le hacia acordar a esos testigos de jehova que solían golpearle la puerta los sábados a la mañana y que soportaban estoicamente desde su cinismo hasta sus puteadas. La diferencia es que este muchacho no creía en ningún tipo de religión .
-La razón te la expliqué mil veces, pero puedo seguir explicándotela mil veces mas. De hecho, no me importa si no lo entendés nunca. Solo me importa que estés bien, nada mas.
-Por que haces esto?
-Primero que nada porque me caes bien. Aprendo mucho con vos cuando estas de buen humor. Sos una persona agradable para conversar. Y segundo porque vos y yo sabemos perfectamente que esto es necesario y alguien lo tiene que hacer.
-“Necesario, necesario”.... Me pregunto si los comunistas también creyeron necesario matar diez millones de personas.....
El muchacho seguía inmutable.
-Sabes bien que no estoy de acuerdo con lo que hicieron los comunistas. Al igual que tampoco estoy de acuerdo con lo que hicieron los nazis ni los capitalistas. Aparte no creo que sea necesaria ni una sola muerte para que podamos vivir en paz, bien sabes que...
-Si si si, ya me lo explicaste mil veces-